Aun así...
Por: Rafael Angel

Sé que otro es el dueño
de tu cuerpo de diosa.
Y no importa si sufro,
o si siento otra cosa.

Pero sé que me amas
con pasiones internas,
y que dentro de tu alma
los amores son guerras.

Y por tal me conformo
con saber que, aunque mío,
es tu cuerpo prestado,
pues se muere de frío.

Te arroparé tus carnes
con mi piel cada noche;
y besaré tus labios
con amor en derroche.

Entraré a tu aposento
ése que allí resguardas
con encajes y brillos,
como el hada del cuento.

Y beberé tu néctar
cuando sueñes dormida,
levitarán tus brazos
cuando yo te lo diga...!

Y en un gemido de oro
cuando el éxtasis muera,
se cerrarán tus piernas;
¡ y besaré tus ojos...!

 

 

 

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