El
espejo...
Por:
Rafael Angel©
Los
reflejos matizados de gris
que adornan los contornos de tu rostro,
no son sino el reflejo de años sabios
en que Dios, en su infinita bondad,
ha permitido a tus poros respirar.
No hay que añorar aquellas curvas
de la vida que alguna vez
no pudimos tomar,
sino admirar aquellas piedras
que salvamos, en nuestro finito caminar.
El bajear sobre el frío espejo
lo empaña, pero no lo daña,
mas opaca su reflejo.
Por tal, al mirar,
no me entristecen los caminos no andados;
mejor sonrío ante los breves trechos
saturados de mis pasos,
a veces en una ida,
y a veces en regreso.
Como el cielo que se enturbia
con opacadas nubes,
que nada quitan a su
magnificencia,
ni a su grandeza,
ni a sus luceros,
que sólo están escondidos,
y que alguna vez
resplandecerán sus brillos;
y habrá metamorfosis
de oscuridad a luz,
como sucede ante nuestros
ojos... ¡cada mañana!
Y en el lavatorio anacarado,
y ya frente al espejo,
mirarás tu experiencia
por estar vivo,
mas no por estar viejo.
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Rafael Angel ©
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