El tercer
nido...
Por:
Rafael Angel
Hoy te he visto
regresar
cansada y con poco abrigo,
al que siempre fue tu nido,
porque quisiste volar.
Hoy yo te vuelvo a invitar
a que te quedes conmigo;
no será amor compartido;
el tuyo es muy especial.
Sólo cesa de celar,
pues celando no se obtiene
todo ese amor que se quiere,
porque celar no es amar.
Amar es el perdonar;
es sufrir, pero es quedarse,
es sentir un puro amarse;
es, sin recibir, el dar.
Hoy te invito a comenzar
tu vida nueva en un nido
que está recién construido
y que tú vas a estrenar.
Un hueco, de par en par,
tendrá el nido como puerta;
así siempre estará abierta,
para volar y soñar.
Tres nidos, ay, sí, serán:
para tu cuerpo y el de él;
para mi cuerpo y el de ella;
y el tuyo y mío... para amar.
En dos nidos habrán cuerpos,
mas serán cuerpos vacíos;
pero en el tuyo y el mío,
dos corazones: los nuestros.
Y si la vida nos pide
que debemos compartir,
pues tendremos que vivir
con otro ser que está muerto.
Mas a la hora de amar,
son tu corazón y el mío,
que han de calentar, del frío,
y al nido habremos de entrar.
Nadie nos podrá juzgar,
porque el amor no es juzgable,
permite al mundo que hable,
porque siempre habrán de hablar.
Mas tú y yo, en el nido nuestro,
jamás será compartido;
volaremos a otro nido
pero sólo por pretexto.
Y volverá cada encuentro,
y al nido revolotear,
porque habrá de comenzar
sesión de amor y contento.
Habrá un precioso alimento
en cada sesión de amor
aunque cuando salga el sol
renunciemos al momento.
Y estando en el otro nido,
sólo en volver pensaremos,
que cada noche estaremos
en el sentimiento unidos.
Y ya el tiempo, nuestro aliado,
decidirá si volvemos;
si finalmente podremos
estar de lado con lado.
Y ya entonces sólo un nido
permanecerá ocupado;
los otros dos: del pasado
serán un cuento leído.
No te vayas, yo te pido,
batiendo fuerte mis alas;
yo regresaré mañana,
para ver que no te has ido.
Como jardín florecido,
las pajas parecerán;
y allí una vez estarán
nuestros amores... unidos.
Mas si no te he convencido,
y te marchaste a volar,
aquí te habré de esperar,
en mi nido... ¡que es tu nido...!
|