Había una vez...
Por: Rafael Ángel
Había una vez —dice un
cuento—
sobre un amor defraudado,
que se sentía tan apenado
que prefería el estar muerto.
Y como arena en desierto,
solitario se le viera.
Oye, amor, ¡cómo quisiera
entrar en tu alma embargada!
Poder llamarte “adorada”
y reponerte tu pena,
y en vez de un grano de arena,
universo te antojaras .
Oye, amor, yo
apeteciera
llamarte “mi amor divino”,
y acompañarte en el camino
que ambos queremos correr,
y así volver a creer
en el amor que nos ciega.
Oye, amor: si a mi
manera
tú quisieras acceder,
y hacia mis brazos correr
como loca enamorada,
loco, también, te besara,
para que jamás te fueras.
Oye, amor, ¡cómo dijera
que tu amor no es defraudado,
que otro amor has encontrado
andando el mismo camino,
y que, por cosas del destino,
de las manos anduvieran.
Oye, amor: ¡cómo
quisiera
quedar en tu alma plasmada.
Que te sienta enamorada
con todo tu corazón,
que perdieras la razón
y que a este amor derritiera.
Ay, amor... ¡cómo
quisiera...!
Y así terminara el
cuento.
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