La
flor de la fuente...
Autor: Rafael Angel
26 de Julio de 2002
Una vez estuve cerca de una fuente
y tomaba de sus aguas cristalinas;
disfrutaba de su caída saltarina
y recreaba mil escenas en mi mente.
Era feliz; ¡cuánto ansiaba llegar a la fuente;
recrearme en su belleza; ver sus aguas,
refrescar, con su humedad, mis barbas
y escuchar, en su cantar, un aliciente.
Mas, un día, el egoísmo fue presente;
me creí dueño absoluto de esas aguas;
intenté desplazar a otros sedientos
que desde antes visitaban esa fuente.
Un día cualquiera se posó aquí en mi conciente
la realidad que se vive, si equivocas tu pensar.
Pues es justo, y muy justo, que un manjar
se comparta, cuando hay otras bocas existentes.
Me venció el egoísmo. Hasta llegué a pensar
que sería mucho mejor para la fuente
si me hacía a un lado. ¡ Y me fui de repente
llorando, como niño... ¡y no volver jamás !
Pero entre el egoísmo y el amor,
pudo más el amor; y he regresado arrepentido.
Vengo a hurtadillas; vengo muy escondido
a ver de cerca y a sentir su corazón !
¡ La fuente que dejé, la misma no sería !
Otros viajeros robarían su palpitar.
¿Estará triste? ¿Sentida? ¿Acaso no querrá
ser ya mi fuente ? ¡ No es su culpa ! ¡ Fue mía !
Por mi osadía, que tendré que lamentar.
Rompí, con mi partida de aquel día
las aguas que quería que fuesen mías.
Otro viajero, mi lugar ocupó,
y ese lugar desierto del viajero
¡ es el que ocupo yo...!
Aquí estoy; he vuelto entre llantos y lamentos;
no supe compartir el agua de tu fuente;
no quería a otros bebiendo, que eran antes que yo;
ni siquiera quería que se hicieran presente.
Te quería para mí, sin importar su amor...!
Hoy siento aquí en mi ser... dolor de muerte.
Siento, muy fuerte, latir mi corazón.
He perdido mi fuente... ¡ totalmente !
¡ El egoísmo me mató con su aguijón !
Una semilla he de sembrar a tu alredor;
y con tus aguas ya las harás crecer.
Cuando las veas, bajo el sol, florecer,
soy yo que he muerto... ¡mas te dejo mi flor !
|