¿Por
qué sufres sin razón?
Por: Rafael Angel
(En respuesta a un hermoso poema de la escritora
"Mychelle"
titulado "Sufrir
sin motivo aparente")
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Una vez, una princesa
quedó sumida en su lecho,
con un dolor en su alma,
con un pesar en su pecho.
Su corazón, muy maltrecho,
por este horrible pesar,
de no poder explicar
qué le ocasionaba el hecho.
Y la princesa sufría
aquel dolor, sin saber
que un día iba a aparecer
la razón de su dolía.
"No está en mí -para sí decía-
el yo saber la razón
que me inunda el corazón
y me priva de alegría."
Y no era una fantasía;
y ni un capricho siquiera
el dolor que ella sintiera
a cada día que vivía.
Mas un día amanecería
lleno de rayos de sol;
como una nube de amor
sin saber, se aparecía.
Mas la princesa, ese día,
sintió su alma sonreír;
vio la tristeza partir
y alejarse de su vida.
Desde ese día, fortalecida,
le da mil gracias a Dios;
el dolor no apareció
ya jamás en esa vida.
Y la que fue muy sufrida,
princesa de un triste cuento,
de un dolor que, muy cruento,
había colmado una herida.
Tal vez a alguien quería amar;
tampoco había explicación,
ni una respuesta o razón
que pudiera demostrar.
Y la princesa, al rezar
cada noche en su aposento,
procura olvidar el cuento
que tanto la hacía llorar.
"Gracias, Dios -decía al orar-
que la tristeza se ha ido;
no sé ni cómo ha venido
esta alegría en mí a reinar.
Pero no he de cuestionar
de tu milagro, razones;
te pido que me perdones
porque, sin razón, sufría;
no estaba en mí; no sabía
y nunca tuve razón,
ni siquiera explicación
del porqué sentía mi llanto;
y me llenaba de espanto
sin un porqué cada día.
Pero hoy te bendeciría
cada vez y a cada instante,
porque sin razón tajante
me devuelves mi alegría;
sabía que Tú... ¡lo sabía!,
responderías mi oración,
y he aquí, la reaparición
de aquella alegría perdida,
la devuelves a mi vida
y alegras mi corazón.
Rechazo la tentación,
pues ya no quiero sufrir;
sólo me espera reír
pensando en ti, noche y día."
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En eso ya amanecía;
y el cuento todo cambió;
la princesa despertó
llena de paz y de calma.
Y hoy se cuenta que, en el alba
de cada día que se asoma,
vuela una blanca paloma,
del castillo alrededor,
repleta con ese amor
que le da alegría a su alma.
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RAC |